domingo, 10 de diciembre de 2006

Una casa para dos




Un apartamento para dos debe distribuir con acierto todos los elementos necesarios para inaugurar espacios comunes cómodos y estéticamente atractivos. La funcionalidad se reconcilia con la elegancia en la siguiente propuesta del diseñador Miguel García Caridad, en la que los espacios libres de tabiques ayudan extraordinariamente a la tarea de revestir de plena utilidad la carestía de metros cuadrados.
Partiendo de la premisa del hogar concebido para una pareja joven, el decorador se ha valido de los muebles de la cadena danesa BoConcept para proyectar un extraordinario ejemplo de que, para tener la casa que tú quieres, no hace falta gastarse una cantidad de dinero excesiva. Un ático abuhardillado con zonas diferenciadas ha sido el resultado.
La gran virtud del mobiliario de vanguardia es su capacidad para hacer confluir en sí mismo varias funciones. La polivalencia es un punto de obligado cumplimiento en hogares pequeños; únicamente son necesarios pequeños detalles gestados en nuestra propia imaginación para convertir nuestro día a día en una experiencia inimitable.


Lo que aparentemente es un pequeño mueble separador puede esconder tras su apertura horizontal un magnífico frigorífico. La isla-nevera disimula su funcionalidad gracias a láminas de madera oscura. Delante de la misma, unos taburetes de altura regulable y asientos transparentes con forma sinuosa. Bajo sus pies de acero se extiende una alfombra que imita la piel de vaca. Al fondo, una práctica estantería con ruedas. Lo que aparentemente es un pequeño mueble separador puede esconder tras su apertura horizontal un magnífico frigorífico. La isla-nevera disimula su funcionalidad gracias a láminas de madera oscura. Delante de la misma, unos taburetes de altura regulable y asientos transparentes con forma sinuosa. Bajo sus pies de acero se extiende una alfombra que imita la piel de vaca. Al fondo, una práctica estantería con ruedas. El comedor es un rincón abrigado por los matices. Alrededor de la mesa de wengué se distribuyen cuatro sillas tapizadas en chenilla de tono claro, ayudando a hacer efectivo el contraste. Las patas de acero unidas al pie cromado de la lámpara de pie dan un punto extra al brillo de ambiente. Pero el elemento más rompedor es, sin duda, el tabique de 10 cm. de ancho en metacrilato naranja tras el que adivinamos una malla metálica.

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