viernes, 1 de diciembre de 2006

Lo antiguo está de moda


En plena onda “retro” la restauración y el reciclaje de muebles y elementos antiguos son actividades en continuo ascenso.

A mitad de camino entre el arte y el oficio, el trabajo de restaurador de muebles antiguos es una ocupación que no tiene escuela ni academias, aunque sí grandes maestros.
Todas las personas que se desempeñan en esta clase de labores, han desarrollado sus técnicas y habilidades de forma mayormente autodidacta, mediante la observación y práctica, gracias a lo cual han logrado convertir desvencijados trastes en desuso, en bellos y funcionales muebles de interior.
Y aunque el oficio data de largo tiempo atrás, fue el boom posmoderno de los ’90, que combina elementos de última generación con otros del pasado, lo que provocó una pequeña explosión de este tipo de profesionales, a sabiendas de la amplia demanda que tienen sus producciones.
Es por esto mismo que los viejos muebles, aún sin reparar, son también más cotizados en la actualidad, sobre todo si no demandan un gran trabajo de reparación, y pueden ser rápida y sencillamente restaurados para su reventa. Si bien esto complicó a algunos restauradores, también ayudo a “salir del apuro” a familias con problemas económicos que, casi sin saberlo, guardaban verdaderos tesoros en los sótanos de sus casas.


El camino del restaurador
El trayecto de cualquier restaurador, comienza en casas de remate, mercados de pulga, anticuarios, demoliciones, o visitas a porteros, para buscar comprar a precios relativamente bajos, o incluso recibir de regalo, muebles del pasado, que si bien a veces están dañados o rotos, deben sí o sí encontrarse en un relativo buen estado, o nada se podrá hacer con los mismos, puesto que el excesivo trabajo que demanda restaurar un mueble deshecho, difícilmente es debidamente pagado por un comprador.
Una vez que se tiene el viejo mueble, estos profesionales del arreglo consultarán catálogos de viejas piezas famosas, para encontrar los patrones necesarios para efectuar la restauración. De esta forma, observando el diseño, los colores, y las texturas de, por ejemplo, las sillas de cartón corrugado de Ellen Gray, o los objetos de Fran Gehry o Pierre Poulin, les será posible saber como regresar al mueble todo su esplendor perdido.
Por cierto que el trayecto no está exento de dificultades: la mayoría de las piezas y telas que deben ser reparadas o repuestas ya no se fabrican más, y es allí donde entra en juego la capacidad, la habilidad y el ingenio del restaurador, para lograr crear replicas exactas de las mismas piezas o poder reemplazarlas por otro tipo de piezas, sin que estas desarmonicen el objeto. Para todo esto, también podría llegar a necesitar sub-contratar a diferentes especialistas, como tapiceros, lustradores, o electricistas, entre muchos otros.
Pero el amplio esfuerzo bien vale la pena: la mayoría de los clientes de los restauradores son gente de un alto poder adquisitivo, como embajadores, ejecutivos extranjeros, o europeos o norteamericanos que buscan conseguir fuera de su país precios más bajos, aunque no reducidos…
Una alternativa: el reciclado
Un buen restaurador, debe también conocer el arte del reciclado de muebles. La diferencia entre reparar y reciclar un mueble, tiene relación con el uso que se le dará.
Mientras que en el primer caso se busca que el objeto deteriorado recupere su antiguo brillo, en el caso del reciclado se intenta dar al mueble una nueva vida, para emplearlo de un modo diferente al que lo concibieron sus creadores.
De esta forma, una vieja y alta cajonera puede ahora reciclarse en forma de mesita ratona, o un viejo bidón de leche puede ser en la actualidad la base o el pie de una lámpara de piso.
La decisión de restaurar o reciclar un objeto, tiene que ver con el estado del mueble en cuestión, y con el uso que el cliente, sin dudas con usos y costumbres diferentes a las del momento en que fue creado el mueble, querrá darle.
Sucede que muchas veces es imposible reparar un mueble, pero su sólida, resistente, y robusta estructura (recordemos que 50 años atrás las cosas se fabricaban con una mucho mayor calidad, sin detenerse en la “rebaja de costos”) hace que sean muy provechosos para ser utilizados en un gran número de cuestiones alternativas.
Por otra parte, también es cierto que muchos de las actividades, costumbres, usos y funciones para las que eran concebidos tiempo atrás los muebles, hoy en día ya no tienen vigencia, y es por ello que los mismos deben reconvertirse en otro tipo de piezas, que presten funciones acordes con las que se utilizan en la actualidad.
Para estos casos, afirman los especialistas, es necesario tener en cuenta la opinión del potencial comprador, para ver cuales son sus mayores necesidades. Pero, principalmente, todo pasa por cambiar la mirada y observarlos con mayor profundidad, concertándose en la forma, más que en la función original. Sin dudas, una tarea que toca muy de cerca la creación artística.

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